martes, 7 de octubre de 2025

¡Una historia que parece sacada de Jurassic Park... pero con jardinería!

¿Te imaginas tener en tu jardín un árbol que compartió la Tierra con los dinosaurios? 

Parece una historia sacada de Jurassic Park, pero es completamente real.

El protagonista es el pino Wollemi (Wollemia nobilis), una especie considerada un auténtico “fósil viviente”. Su linaje se remonta a más de 90 millones de años, cuando los dinosaurios dominaban el planeta. Durante siglos se pensó que estaba extinto… hasta que, en 1994, un guardabosques australiano descubrió un pequeño grupo de ejemplares escondidos en un remoto desfiladero del Parque Nacional Wollemi, cerca de Sídney.

Ese hallazgo fue uno de los más impactantes en la historia de la botánica moderna. El pino Wollemi, perteneciente a la familia de las Araucariáceas, sobrevivió a glaciaciones, cataclismos y la extinción masiva del Cretácico. Su apariencia, con hojas planas y ramas simétricas, lo hace parecer salido de otra era.

¡Una historia que parece sacada de Jurassic Park... pero con jardinería!

El renacer de un árbol prehistórico

Tras su redescubrimiento, científicos y gobiernos trabajaron para salvar la especie de la extinción definitiva. Se inició un ambicioso programa de conservación: los pocos árboles originales fueron clonados y distribuidos a jardines botánicos y particulares comprometidos con la preservación de especies raras.

Fue así como Pamela y Alistair Thompson, una pareja de jubilados británicos amantes de la jardinería, adquirieron un retoño de Wollemi en 2010. Lo plantaron en las colinas de Malvern, Inglaterra, sin imaginar que estaban ayudando a conservar una joya del pasado.

Durante más de una década, cuidaron con dedicación este árbol prehistórico, protegiéndolo de las heladas y dándole el espacio necesario para crecer. Hoy, su Wollemi ha alcanzado más de cuatro metros de altura… y acaba de dar fruto por primera vez. 

Un milagro botánico con mensaje ecológico

El fruto del Wollemi no es solo una curiosidad biológica: representa una esperanza concreta para la biodiversidad. Al producir conos fértiles fuera de Australia, la especie demuestra que puede adaptarse a otros climas templados, lo que abre la puerta a su expansión controlada en nuevos hábitats.

Este logro es una muestra del poder de la colaboración entre la ciencia y los jardineros aficionados. Lo que comenzó como un esfuerzo global para proteger una especie casi extinta hoy florece —literalmente— en un jardín privado, demostrando que la conservación puede empezar desde casa.

Los Thompson, emocionados, aseguran que su mayor deseo es que los frutos del árbol contribuyan a propagar nuevas generaciones de pinos Wollemi. En sus palabras, “es como ver crecer un pedazo de historia”.

Un fósil viviente en peligro

A pesar de estos avances, el pino Wollemi sigue catalogado como especie en peligro crítico de extinción. En su hábitat natural, solo existen unos 200 ejemplares adultos, custodiados por expertos que mantienen su ubicación exacta en secreto para protegerlos de enfermedades o vandalismo.

Curiosamente, la venta limitada de sus clones a jardineros de todo el mundo ha ayudado a financiar su protección. Es un ejemplo exitoso de cómo la comercialización responsable puede convertirse en una herramienta de conservación.

Una lección para los amantes de la jardinería

Esta historia nos recuerda algo fundamental: cada planta cuenta. Cuidar un árbol, sembrar una semilla o participar en programas de conservación puede tener un impacto global.

El pino Wollemi es una prueba viviente de la resistencia de la naturaleza, pero también un llamado de atención: si no protegemos nuestro entorno, incluso las especies más antiguas pueden desaparecer para siempre.

Así que la próxima vez que plantes algo en tu jardín, piensa que quizás estés contribuyendo, aunque sea un poco, a preservar la historia viva del planeta. 

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